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Gabriel García Márquez: un escritor entre lo real y lo maravilloso

Actualidad - Mar 05, 2021


Un 6 de abril de 1927 nació en Aracataca un pequeño que debió llamarse Olegario. Pero en el apuro del bautismo, después de que casi se ahogara con el cordón umbilical solo se vino a la mente el nombre de su padre, Gabriel. Así empezó una vida llena de anécdotas y cuentos del escritor, periodista y creador del pueblo más maravilloso que se ha escuchado nunca. En ese domingo lluvioso nació Gabriel García Márquez junto a un corredor de begonias al que su tía salió gritando que el primogénito era un varón.

 

Antes de consagrarse como escritor lo hizo primero como periodista. Pasó por varios diarios de Colombia hasta que llegó a El Espectador, donde publicó su primer cuento: La tercera resignación. Luego, vino el gran reportaje, el género en el que demostró que el periodismo también puede ser literatura. Lo vemos en títulos como Relato de un náufrago y Noticia de un secuestro.

 

Y de esos grandes reportajes, de todas las historias recogidas, de todos los personajes con los que alguna vez se cruzó, se originan sus novelas.

 

Creció muy cercano a sus abuelos maternos, en una casa llena de mujeres y de creencias que iban más allá de lo terrenal. Siempre estuvo rodeado de las historias que contaba su abuelo de la Guerra de los mil días en Colombia, y de los relatos más increíbles que contaba su abuela, de apellido Iguarán como Úrsula, con una impavidez impresionante. En esa infancia nació el realismo mágico de sus obras. 

 

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Así empezó su novela más icónica. La que dio vida a todo Macondo y a las seis generaciones de los Buendía. La que recoge pedazos de su propia historia, de su familia, de Colombia y de toda latinoamérica. Esas son las primeras líneas de Cien años de soledad.

 

El libro que probablemente viene de inmediato a la cabeza cuando se habla de realismo mágico. Con sus historias tan maravillosas y que se leen tan reales, tan creíbles. Probablemente por su forma de narrar tan natural y también por ese contexto latinoamericano con todas sus creencias y su folclor. Un pueblo donde se lleva a los muertos al hombro, en el corazón y en la cabeza. Para quienes no suena descabellado hablar con las almas ni tampoco que un hilo de sangre salga del oído del hijo y cruce todo un pueblo hasta la casa de su madre para avisarle que ha muerto. Todo porque se sostiene en la lógica fantástica de la misma narración y de las propias creencias del lector. 

 

Desde su publicación en 1967, la novela ha vendido más de 30 millones de copias. García Márquez unió en esta obra una serie de personajes, algunos completamente ficticios y otros no tanto, que nos muestran la naturaleza del ser humano en todas sus ámbitos: la política, lo social, la familia, el amor, la sexualidad, la guerra y la infancia. Lo mismo sucede con Macondo, un pueblo que pasa por todas las facetas de desarrollo desde su fundación por un grupo de caminantes que atravesaron el bosque hasta llegar a una ciénaga y allí se asentaron con sus casitas de barro y caña.  

 

Para hablar de Gabriel García Márquez indudablemente hay que hablar de Cien años de soledad. Porque este es el libro que le hizo llorar como un niño cuando se dio cuenta que el coronel Aureliano Buendía debía morir después de sobrevivir a 37 batallas, numerosos intentos de asesinato, 17 hijos y los incontables pescaditos de oro que fabricó. Lloraba por el duelo, no solo de Aureliano, sino el de su abuelo, a quien representó en ese personaje tan cercano a su corazón. Pero a partir de este gran éxito vinieron otros. 

 

García Márquez publicó 10 novelas, tres de ellas antes de Cien años de soledad y seis después. Además, sus grandes reportajes entre los que están sus memorias Vivir para contarla (2002), y cuatro libros de cuentos como Doce cuentos peregrinos, Ojos de perro azul y Los funerales de la Mamá Grande.

 

En 1982, a sus 55 años, ganó el premio Nobel de Literatura y se convirtió en uno de los escritores más jóvenes en recibirlo. Lo hizo vestido con un traje típico llanero en honor a su abuelo. Pocos años después, escribió El amor en los tiempos del cólera. La historia de sus padres y es que en sus textos siempre se encontraba un pedazo de él, siempre un homenaje a lo que ha vivido y a sus seres queridos. 

 

Otro de sus grandes méritos fue la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano

que desde 1995 lidera iniciativas para mejorar el periodismo de la región con becas, talleres y premios. 

 

En el 2014, así como la muerte llegó a Macondo con Melquiades, a este autor le llegó por un linfoma que tras varios años de tratamiento le ganó la batalla.  Murió en México, a los 87 años de edad, el escritor que hasta cuestionó los límites que pone la ortografía a la lengua española, tan rica y llena de matices, y dejó en claro que las palabras se sienten porque son más que letras, normas y tildes. ¿Cuántas veces no hemos probado nosotros mismos un café que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cerveza que sabe a beso?”